Les dix soleils amoureux des douze lunes
Les dix soleils amoureux des douze lunes (los diez soles enamorados de las doce lunas)
Lisa Bresner, Frédérick Mansot, Fei Kiang
Editeur: Actes Sud
Collection: les grands livres
SBN: 2-7427-3470-8
EAN: 9782742734702
Dimensions: 22cm x 28cm x 0,6cm
60 pp.
13,30 € aprox.
Pour les anciens Chinois, il existait dix soleils et pas moins de douze lunes : la maman des soleils s'appelait Yang, celle des lunes Yin ; elles se fréquentaient peu... Jusqu'au jour où Soleil-le-Dixième tomba amoureux de Lune-la-Douzième...
Un conte qui explique pourquoi, en Chine, on fête les éclipses. Un texte émaillé d'idéogrammes, des images généreuses dans le trait comme dans la couleur, une réussite.
Tous publics dès 8 ans
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" Le corbeau déployait alors ses ailes et planait doucement pour porter un soleil au milieu du ciel.
C'était un moment magique ! Un matin, Soleil-le-Dixième dit à sa mère : - Lorsque je me suis couché, l'autre jour, j'ai aperçu Lune-la-Douzième ; elle semblait si triste et si pâle que je l'ai vue à peine quelques secondes. Je rêve de la rencontrer ! . ".
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Traducción de Silvia:
Según los ancianos chinos, existían 10 soles y no menos de 12 lunas : la mamá de los soles se llamaba Yang, la de las lunas Yin. No se visitaban con frecuencia… hasta el día en el que el Décimo Sol se enamoró de la Doceava luna.
Un cuento que narra el por qué, en China, se celebran los eclipses. Un texto con ideogramas, imágenes generosas tanto en el trazo como en el color, un éxito.
El cuervo desplegaba sus salas y planeaba dulcemente para llevar un sol a mitad del cielo. Era un momento mágico. Una mañana, el Décimo Sol le dijo a su madre: - el otro día, mientras me ponía, vi a la Doceava luna; parecía tan triste y pálida que apenas la vi unos segundos. ¡Sueño con volver a encontrarme con ella!
Lisa Bresner, Frédérick Mansot, Fei Kiang
Editeur: Actes Sud
Collection: les grands livres
SBN: 2-7427-3470-8
EAN: 9782742734702
Dimensions: 22cm x 28cm x 0,6cm
60 pp.
13,30 € aprox.
Pour les anciens Chinois, il existait dix soleils et pas moins de douze lunes : la maman des soleils s'appelait Yang, celle des lunes Yin ; elles se fréquentaient peu... Jusqu'au jour où Soleil-le-Dixième tomba amoureux de Lune-la-Douzième...
Un conte qui explique pourquoi, en Chine, on fête les éclipses. Un texte émaillé d'idéogrammes, des images généreuses dans le trait comme dans la couleur, une réussite.
Tous publics dès 8 ans
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" Le corbeau déployait alors ses ailes et planait doucement pour porter un soleil au milieu du ciel.
C'était un moment magique ! Un matin, Soleil-le-Dixième dit à sa mère : - Lorsque je me suis couché, l'autre jour, j'ai aperçu Lune-la-Douzième ; elle semblait si triste et si pâle que je l'ai vue à peine quelques secondes. Je rêve de la rencontrer ! . ".
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Traducción de Silvia:
Según los ancianos chinos, existían 10 soles y no menos de 12 lunas : la mamá de los soles se llamaba Yang, la de las lunas Yin. No se visitaban con frecuencia… hasta el día en el que el Décimo Sol se enamoró de la Doceava luna.
Un cuento que narra el por qué, en China, se celebran los eclipses. Un texto con ideogramas, imágenes generosas tanto en el trazo como en el color, un éxito.
El cuervo desplegaba sus salas y planeaba dulcemente para llevar un sol a mitad del cielo. Era un momento mágico. Una mañana, el Décimo Sol le dijo a su madre: - el otro día, mientras me ponía, vi a la Doceava luna; parecía tan triste y pálida que apenas la vi unos segundos. ¡Sueño con volver a encontrarme con ella!
Según los ancianos chinos, existían 10 soles y no menos de 12 lunas : la mamá de los soles se llamaba Yang, la de las lunas Yin. No se visitaban con frecuencia… hasta el día en el que el Décimo Sol se enamoró de la Doceava luna.
Un cuento que narra el por qué, en China, se celebran los eclipses. Un texto con ideogramas, imágenes generosas tanto en el trazo como en el color, un éxito.
El cuervo desplegaba sus salas y planeaba dulcemente para llevar un sol a mitad del cielo. Era un momento mágico. Una mañana, el Décimo Sol le dijo a su madre: - el otro día, mientras me ponía, vi a la Doceava luna; parecía tan triste y pálida que apenas la vi unos segundos. ¡Sueño con volver a encontrarme con ella!