La risa de los cocodrilos
La risa de los cocodrilos.
María Baranda
Ilustraciones de Julián Cicero
El Naranjo (México, 2008)
15 x 21 cm
72 pp.
ISBN 9789685389679
25 $ aprox.
8 € aprox.
(depende la las webs)
Extraido de Revista de Letras:
La mujer que aparece en la portada tiene el extraño nombre de Ombia Yosuna Liana. De cariño y para simplificar, todos la llaman Ombi. Ombi vive sola y sueña todos los días a la hija con trencitas que no tiene. Ombie va todos los martes al cine con el señor Conac. Ombi se da ánimos siempre que lo necesita llamándose “chulada”. Ombi viaja todos los jueves a un pueblo cercano a su ciudad para visitar a su hermana. Para terminar su retrato, he de decir que Ombi trabaja respondiendo las cartas de los lectores de una revista, que le son entregadas puntualmente por el señor Veedor, el cartero.
La tranquila vida de Ombi da un giro cuando recibe la carta de un niño llamado Jonás. Jonás le pregunta a Ombi por qué son tan distintos él y su mamá. En la búsqueda de esa respuesta, Ombi hará descubrimientos que no sólo atañen a Jonás, sino también a ella misma.
Hay libros que ofrecen espacios a tal grado habitables, cálidos, que el lector no tiene más remedio que volver una y otra y otra vez a ellos. La risa de los cocodrilos de María Baranda es uno de esos libros. En este cuento con bellas ilustraciones de Julián Cicero no existen los villanos. Sus personajes son cómicos, imperfectos y tiernos. Algunos de ellos viven solos, pero no llevan la soledad como una pesada carga. Más bien como una oportunidad de sumar una soledad con otra y obtener de la ecuación la compañía.
Sin duda, el enigma de Jonás es un atractivo gancho para el lector, que no soltará el libro hasta la resolución del misterio. Pero el cuento guarda bajo la manga otras trampas para interesar al lector: la configuración de sus personajes, sobre todo. Es difícil no conmoverse con el sueño repetido de Ombi de tener una hija. O con el eterno cortejo de los señores Conac y Veedor dedicado a Ombi. O la inquietud de Jonás de sentirse diferente.
Es este un libro sutil. No revela su tema principal sino muy avanzado el relato. Además, apela a la imaginación de sus lectores al poner en el centro a ese cocodrilo naranja que sonríe en el dibujo de Tomás. A la vez que este cocodrilo del título es identificable, puede significar muchas cosas. La grata tarea del lector será descubrirlo. O inventarlo.
La risa de los cocodrilos: un lugar tibio y bien iluminado. Un refugio para defenderse contra las agresiones de la realidad. Una oportunidad para descubrir o revisitar la belleza simple del mundo.
María Baranda
Ilustraciones de Julián Cicero
El Naranjo (México, 2008)
15 x 21 cm
72 pp.
ISBN 9789685389679
25 $ aprox.
8 € aprox.
(depende la las webs)
Extraido de Revista de Letras:
La mujer que aparece en la portada tiene el extraño nombre de Ombia Yosuna Liana. De cariño y para simplificar, todos la llaman Ombi. Ombi vive sola y sueña todos los días a la hija con trencitas que no tiene. Ombie va todos los martes al cine con el señor Conac. Ombi se da ánimos siempre que lo necesita llamándose “chulada”. Ombi viaja todos los jueves a un pueblo cercano a su ciudad para visitar a su hermana. Para terminar su retrato, he de decir que Ombi trabaja respondiendo las cartas de los lectores de una revista, que le son entregadas puntualmente por el señor Veedor, el cartero.
La tranquila vida de Ombi da un giro cuando recibe la carta de un niño llamado Jonás. Jonás le pregunta a Ombi por qué son tan distintos él y su mamá. En la búsqueda de esa respuesta, Ombi hará descubrimientos que no sólo atañen a Jonás, sino también a ella misma.
Hay libros que ofrecen espacios a tal grado habitables, cálidos, que el lector no tiene más remedio que volver una y otra y otra vez a ellos. La risa de los cocodrilos de María Baranda es uno de esos libros. En este cuento con bellas ilustraciones de Julián Cicero no existen los villanos. Sus personajes son cómicos, imperfectos y tiernos. Algunos de ellos viven solos, pero no llevan la soledad como una pesada carga. Más bien como una oportunidad de sumar una soledad con otra y obtener de la ecuación la compañía.
Sin duda, el enigma de Jonás es un atractivo gancho para el lector, que no soltará el libro hasta la resolución del misterio. Pero el cuento guarda bajo la manga otras trampas para interesar al lector: la configuración de sus personajes, sobre todo. Es difícil no conmoverse con el sueño repetido de Ombi de tener una hija. O con el eterno cortejo de los señores Conac y Veedor dedicado a Ombi. O la inquietud de Jonás de sentirse diferente.
Es este un libro sutil. No revela su tema principal sino muy avanzado el relato. Además, apela a la imaginación de sus lectores al poner en el centro a ese cocodrilo naranja que sonríe en el dibujo de Tomás. A la vez que este cocodrilo del título es identificable, puede significar muchas cosas. La grata tarea del lector será descubrirlo. O inventarlo.
La risa de los cocodrilos: un lugar tibio y bien iluminado. Un refugio para defenderse contra las agresiones de la realidad. Una oportunidad para descubrir o revisitar la belleza simple del mundo.
0 comentarios:
Publicar un comentario