Pintores
Pintores
Seung-yeoun Moon y Suzy Lee
Libros del Zorro Rojo,
2011
ISBN: 9788492412785
28 x 22,5 cm
32 pp.
(hay edición en catalán)
A partir de 4 años
más ilustraciones en la web de la editorial
12,90 € aprox.
Ha llegado la hora del baño. La madre de Chin y Jun los llama calurosamente, pero los niños sienten que están demasiado limpios para entrar al agua. Entonces Jun encuentra una caja de acuarelas y le propone a su hermana un divertido juego: pintarse el cuerpo. Los pequeños pintores pasan así la tarde, entre pinceles y colores que los convierten en gatos, indios o marinos y los llevan a los paisajes más extraordinarios.
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Pintores, de Seung-yeoun Moon y Suzy Lee, es un libro contagiosamente vitalista. La anécdota es mínima, pero fácil de reconocer cuando uno tiene hijos: la felicidad infantil de estar desnudo, pintar y pintarse, dejarse llevar por las ocurrencias de los hermanos, desbocar la imaginación y, en la cima de ese caos, encontrarse con la madre, que se suma a la fiesta. «Mira, mamá: ¡tengo los pies negros!», decía la nuestra, radiante, después de untarse todo un tarro por los pies, las piernas, las manos y una cortina convertida de pronto en un insecto más monstruoso que Gregor Samsa. En su caso la cima del caos era una risa loca al comprobar cómo iban quedando sus huellas marcadas en el suelo. De esas alegrías habla este cuento; y si en la vida normal nos irrumpen de golpe y quizá nos provoquen una mala reacción, el cuento invita a los adultos a empaparse de esa sana frescura aún no domesticada.
Seung-yeoun Moon y Suzy Lee
Libros del Zorro Rojo,
2011
ISBN: 9788492412785
28 x 22,5 cm
32 pp.
(hay edición en catalán)
A partir de 4 años
más ilustraciones en la web de la editorial
12,90 € aprox.
Ha llegado la hora del baño. La madre de Chin y Jun los llama calurosamente, pero los niños sienten que están demasiado limpios para entrar al agua. Entonces Jun encuentra una caja de acuarelas y le propone a su hermana un divertido juego: pintarse el cuerpo. Los pequeños pintores pasan así la tarde, entre pinceles y colores que los convierten en gatos, indios o marinos y los llevan a los paisajes más extraordinarios.
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Pintores, de Seung-yeoun Moon y Suzy Lee, es un libro contagiosamente vitalista. La anécdota es mínima, pero fácil de reconocer cuando uno tiene hijos: la felicidad infantil de estar desnudo, pintar y pintarse, dejarse llevar por las ocurrencias de los hermanos, desbocar la imaginación y, en la cima de ese caos, encontrarse con la madre, que se suma a la fiesta. «Mira, mamá: ¡tengo los pies negros!», decía la nuestra, radiante, después de untarse todo un tarro por los pies, las piernas, las manos y una cortina convertida de pronto en un insecto más monstruoso que Gregor Samsa. En su caso la cima del caos era una risa loca al comprobar cómo iban quedando sus huellas marcadas en el suelo. De esas alegrías habla este cuento; y si en la vida normal nos irrumpen de golpe y quizá nos provoquen una mala reacción, el cuento invita a los adultos a empaparse de esa sana frescura aún no domesticada.
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