Pincel de zorro
Pincel de zorro
Sergio A. Sierra. Il. Meritxell Ribas
Edic. Ondina
8483573261
9788483573266
Año 2007
96 pp.
13,25 € aprox.
“Pincel de Zorro” es la historia de Shiori. Todo cambia en su vida la noche en que su padre vuelve de caza y trae consigo un zorro muerto. A la noche siguiente sus padres, decididos a vender la preciada piel del animal, reciben la visita de una extraña y misteriosa mujer.
Es la primera obra publicada por Ediciones Ondina. Un relato ilustrado del autor Sergio A. Sierra ambientado en Japón, lleno de ternura, magia y tristeza. Una obra de arte preciosista, cuyas ilustraciones han sido realizadas por la ilustradora Meritxell Ribas utilizando la compleja técnica del grattage (rascado en tinta), con una delicadeza y detalle poco habitual en este tipo de ilustraciones.
Texto extraido de Trazos en el bloc:
Ambientada en una época tan mítica para muchos (entre los que me incluyo) como el Japón feudal, la historia de Sergio Sierra nos traslada por un tiempo (como en una ilusión hecha realidad por un kitsune) al día a día de una niña diferente en un mundo en el que personajes humanos conviven con seres fantásticos sacados del folklore japonés, seres que pueden adoptar forma humana y asumir muchos de los valores que los humanos nos atribuimos y que rara vez somos capaces de defender.
Shiori vive con sus padres, Mikako y Kyudayu, en un barrio pobre de la ciudad de Edo. Cada mañana ellos marchan al trabajo dejándola sola y dedicada a su afición favorita: mirar por la ventana, contemplar cómo gentes de toda clase (mercaderes, monjes bonze, nobles señoras en palanquín, compañías de teatro y títeres) pasan por la calle y esconderse cuando llegan los samurais montados a caballo. Cuando vuelven a casa, apenas reparan en su presencia, enfrascados en interminables discusiones y continuos reproches, ocasionados generalmente por las penurias económicas que sufre la familia.
Alejada de los demás niños, su existencia solitaria le ha enseñado a observar lo que ocurre a su alrededor, a manifestar su repulsa ante cualquier acto que denote violencia y a defender determinados valores, diferenciando lo que está bien de lo que está mal, a ser crítica con determinadas actitudes, a avergonzarse del comportamiento de sus padres cuando actúan movidos por la avaricia y el orgullo, a vivir el dolor consciente de la pérdida de un ser querido (su único amigo, un gato llamado Ceniza) y a reconocer la pena en los que la sufren y, en definitiva, a crecer antes de tiempo.
Por eso cuando su padre lleva a casa el pequeño zorro que ha cazado, no puede menos que sorprenderse ante las manifestaciones de alegría de sus padres por la muerte del animal, al que despojaban de su preciosa piel rojo-teja tan suave y comen su carne, asistiendo horrorizada a una acción que a ella le resulta repulsiva y reprobable. Sólo esta niña triste y taciturna será capaz de comprender la pena de la mujer que acude a su casa reclamando para sí el piel del zorro; la única que dará muestras de humanidad pidiéndole perdón por la muerte de Hakumochi y la imperdonable avaricia de sus padres, y la única que por ello recibirá como regalo un pincel hecho con pelo de la cola del pequeño zorro y un frasco de tinta con tres gotas de sangre con los que podrá dibujar y hacer realidad tres deseos. Pero la mujer de los regalos es una kitsune, un zorro, que según el folklore japonés poseen una magia poderosa que les permite hacer realidad cualquier ilusión pero solo durante un período limitado de tiempo. El uso que Shiori hará de los tres deseos que le han sido concedidos provocará no pocos cambios en su existencia, cambios tan evidentes que sorprenderán incluso a sus incrédulos padres, y que desembocarán en un final aún más desconcertante del que cabría esperar y para el que los lectores no estábamos preparados en absoluto.
La historia es triste y dura, adecuada para niños mayores. Las ilustraciones me han impresionado, porque trasmiten a la perfección la emocion de la historia.